En 1946, se le propuso al presidente electo, Miguel Alemán Valdés, la creación de una dependencia autónoma que se ocupara de todo lo relacionado con el agua: riego, agua potable, usos industriales, control de inundaciones, etc. Se fusionarían la Comisión Nacional de Irrigación, la Dirección de Agua Potable de la Secretaría de Salubridad, la Dirección de Defensa Contra Inundaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, las obras hidroeléctricas y, en general, todas las dependencias con funciones y atribuciones para administrar el agua. Así se creó la Secretaría de Recursos Hidráulicos.
Las responsabilidades de la Secretaría de Recursos Hidráulicos se dispersaron entre diversas dependencias después de 1976, año en que fue extinguida. Los aspectos de contaminación y abastecimiento de agua potable se asignaron a la naciente Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas, los de generación de energía hidroeléctrica continuaron bajo las funciones de la Comisión Federal de Electricidad y los de construcción y operación de la infraestructura hidráulica para el control de las aguas nacionales en su medio físico quedaron bajo la responsabilidad de la nueva Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos. En 1982 otro acuerdo presidencial transfiere la responsabilidad de la intervención federal en materia de agua urbana e industrial de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. Ahí se crea una instancia federal de regulación del desarrollo urbano y de la ecología, y en ella se ubica la gestión del agua para uso urbano-industrial.
En 1989 se disolvió la Subsecretaría de Infraestructura Hidráulica y se instaló la Comisión Nacional del Agua como un organismo público desconcentrado de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos.
En 1995 la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología se transforma en Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, quedando sectorizada la Comisión Nacional del Agua a esa secretaría.
El agua es el recurso natural más transversal que hay. El usuario más importante del agua en función de volumen, es el sector agrícola. El usuario más importante en función de lo social y político, es el urbano/doméstico (80% de la población viven en las ciudades). El usuario más importante del agua en función de lo económico, es el industrial o el de la generación de energía hidroeléctrica; y por último, y no menos importante, la consideración medio ambiental para la gestión del agua es indispensable.
Considero oportuno, advertir que la gestión del agua debe estar entre los temas prioritarios del Ejecutivo. Lo anterior, contrario a que acabe a nivel de “subsecretaría” en manos de uno solo de sus gestores (el medio ambiental). La CONAGUA debe ser lo suficientemente fuerte para neutralizar y armonizar los intereses funcionales de sus respectivos usuarios: el agrícola, el urbano, el energético y por su puesto el cuidado del medio ambiente.
La CONAGUA puede operar directamente reportando de facto al Presidente como ha sido desde su fundación, o bien entrarle al rediseño orgánico y darle el lugar formal que amerita el tema a nivel de Secretaría.