El abastecimiento, saneamiento y reutilización del agua son claves para la existencia, funcionamiento y desarrollo de las urbes. Cuando se menciona al “ciclo urbano del agua”, se hace referencia al conjunto de actividades, responsabilidades y a la prestación de servicios que existen para que todos podamos beneficiarnos de este vital líquido.
De acuerdo con el World Resources Institute (WRI) estamos en una crisis del agua que se podría agravar, posicionándose México como el segundo país con mayor estrés hídrico en América Latina y el 24 del mundo, lo cual representa una gran amenaza. Este hecho resalta la importancia de la protección y el fortalecimiento de nuestras responsabilidades frente al ciclo urbano del agua.
Un alto estrés hídrico implica que se usa una cantidad de agua que no responde a plenitud al ciclo natural. En ese sentido, existen diversas acciones y medidas a mejorar como:
- La protección de las fuentes de abastecimiento, conservando áreas boscosas, cuidando particularmente la cubierta vegetal en los bosques de las cuencas de captación, e incluso reforestando estas zonas.
- La extracción, almacenamiento, conducción, potabilización y distribución del agua.
- La recolección, el tratamiento, la reutilización y la disposición final de las aguas residuales.
- La captación, conducción y disposición final de las aguas de lluvia.
- El mantenimiento, rehabilitación y modernización de la Infraestructura hidráulica.
- La regulación en el otorgamiento de permisos para la urbanización en zonas con factibilidad de prestación del servicio público domiciliario de agua potable.
- La tecnificación en distritos y unidades de riego.
- La inversión para hacer eficiente el ciclo urbano del agua ya no es una opción, actualmente se ha convertido en una obligación de primer orden. Conviene invertir en eficiencias urbanas, porque ahí vive la mayoría de la población, pero si no se resuelve lo que ocurre en las cuencas y en el campo, los esfuerzos tendrán un impacto limitado.
Con independencia de que México haya decidido que el municipio es el responsable del servicio público de agua potable y aunque en algunas entidades federativas sean precisamente estas las que prestan el servicio, el garante del derecho humano al agua es el Estado mexicano y debe responder como tal ante la comunidad internacional.
El gobierno, sin embargo, no es el único responsable en lo que respecta al Ciclo del Agua, organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y cada uno de los usuarios tenemos que involucrarnos más y contribuir responsablemente en el tema para así poder aspirar a recuperar el equilibrio hídrico.