Tradicionalmente, el sector de la construcción ha sido uno de los más conservadores a la hora de innovar, ya que muchas compañías no veían lo necesario que era incorporar sistemas y tecnologías para agilizar sus obras, aumentar su calidad y optimizar la gestión global de sus organizaciones.
Sin embargo, de acuerdo con especialistas, durante este 2020 se registró una aceleración exponencial en la adopción de herramientas digitales en la industria; en donde tanto proyectos de la iniciativa privada como de los gobiernos, se vieron obligados a adoptar nuevas tecnologías para no interrumpir la producción de sus obras. No obstante, hay que tener en cuenta que el 95% de las empresas que operan en el sector de la construcción son pymes y, por tanto, difícilmente cuentan con los recursos para ejecutar de forma individual este proceso.
Estos puntos nos dan mucha claridad de que el sector de la construcción cada vez se mueve con mayor rapidez y además los proyectos actuales crecen en complejidad, lo que provoca que las empresas del sector tengamos que agilizar nuestros procesos de negocio, controlar con mayor precisión los recursos y su planificación, medir en tiempo real la evolución de las obras y finalmente y probablemente el punto que considero de mayor importancia, adaptarnos hacia prácticas innovadoras que nos lleven hacia la implementación de una infraestructura sostenible.
En Recsa, gran parte de nuestra visión es la internacionalización de la compañía, de manera que podamos participar en diversas convocatorias y proyectos que nos permitan exportar nuestro talento y nuestros más altos estándares de calidad a otros países. En este sentido, se ha visto que la tecnología es el mejor aliado para las empresas del sector en sus procesos de internacionalización en todas sus etapas, desde la captación de negocio hasta la finalización de la obra, pasando por el acuerdo con proveedores, el uso de recursos, la facturación, etcétera.
Creo firmemente que nuestro sector necesita un cambio de mentalidad y de modelo de negocio que implique quitarse el miedo a la transformación digital y que venga coordinado desde la cúpula directiva de las empresas.
